miércoles, 26 de noviembre de 2014

Kislev un Tiempo para Vivir Milagros


Invito a quienes anhelen el cumplimiento de esto lineamientos a  ver el siguiente VIDEO y permitir que el Espíritu de Dios implante en Uds. la emunah (fe) necesaria para que el cumplimiento profético de estas pautas llegue a fiel cumplimiento en el tiempo oportuno:

domingo, 23 de noviembre de 2014

El Valor Profético del Mes de Kislev (9ª Luna) de acuerdo a su Etimología


En cada novilunio descubro que el Eterno Dios, nuestro Abba, nos llama a comprender que el nacimiento de la luna cada mes marca el cierre de un ciclo que da a la vez la bienvenida al inicio de un tiempo nuevo. Junto a este llamado divino se encuentra la misión de trabajar para darnos cuenta de nuestra absoluta ignorancia al respecto.  Esta vocación y misión profética nos debe conmover y conducir a indagar en cada tiempo según Yahvéh lo ha establecido. En esa búsqueda, el Espíritu del Eterno nos guía a captar el mensaje celestial y profético escondido en cada uno de los meses de Su año lunar. Dicho oráculo divino, una vez revelado en nuestros corazones, tiene el objetivo de transformarnos en autores de nuestra propia renovación, liberándonos del modelo babilónico que pretende que seamos pasajeros pasivos de una historia que nos sucede y que solo conduce a la satisfacción egoísta de una élite que pretende gobernar el mundo.

Kislev es el nombre hebreo de este mes que iniciamos. Las Escrituras se refieren a este como "el noveno mes" (1Crónicas 27:12; Nehemías 1:1; Hageo 2:10; Zacarías 7:1) según el ordenamiento de los meses que Yahwéh reveló a Israel, por medio de Moisés y Aarón, y que comienza por Nisán (Aviv), en conmemoración de la salida de los hebreos de la esclavitud en Egipto.

Es el último mes del otoño (boreal), y es paralelo a los meses gregorianos de noviembre y diciembre, según el año solar. Su signo es el arquero y su arco, símbolo propio de la tribu de Benjamín, y sus días están representados con la alegoría del arcoíris (hakeshet), asiduo visitante en este mes lluvioso en la región de Israel.

El término hebreo kislev (כִּסְלֵו‎) significa "pleno, gordo, abundante", al ser un mes pródigo en lluvias que garantiza la prosperidad de todo lo sembrado.

El nombre del mes Kislev, significa “confianza y fortaleza interior (seguridad)”, atributos estos que caracterizan a la energía que emana este tiempo desde el corazón de los redimidos. En el libro de Job leemos: "Si hubiera puesto en el oro mi confianza ("kisli"), y le hubiera dicho al oro refinado: tú eres mi seguridad (kisli)" (Job 31:24); como vemos aquí, las palabras confianza y seguridad se traducen del hebreo kisli que deriva de kesel (confianza, seguridad, esperanza). Específicamente en el versículo citado de Job, "kesel" significa esperanza, también vinculada con la palabra "kala" (anhelo, grandes esperanzas). Vale agregar que "kesel" también significa apoyo, tal como aparece la final de Proverbios 3:6 "… y Él (Dios) será tu apoyo” (kisleja).

Ahora bien, la palabra Kesel está relacionada etimológicamente con el hebreo "kisui" que significa proteger, cubrir, dar grosura, dar seguridad.

Según el pensamiento hebreo hay dos estados de confianza: uno activo y uno pasivo. Estos dos estados se manifiestan en el mes de Kislev, que en el cuerpo humano  está señalado simbólicamente por los riñones derecho e izquierdo, respectivamente. Ante esto último, no es casualidad que en hebreo la palabra para riñón  es también kesel.

Teniendo en cuenta todas estas razones etimológicas podemos deducir entonces, que el mes de Kislev nos brinda una oportunidad especial de reforzar la confianza en el Eterno Dios, así como también fortalecer la anhelada esperanza de la completa redención. De este modo se manifestará la sustancia de la fe (hbr. emunah) que atrapará en tiempo oportuno las bendiciones ya dadas den Yeshúa HaMashiaj en los lugares celestiales,  y los materializará en la Tierra para expresarlas como lluvia tardía a todos los hombres que claman al Cielo con hambre y sed de justicia.

Por ello, el mes de Kislev es un tiempo en el que encontramos seguridad, bienestar y esperanza, si no nos permitimos incurrir en la autocomplacencia y la santurronería de la vida religiosa.


En general, se considera que Kislev es un mes extremadamente positivo en el que los hijos primogénitos congregados en el Monte Santo se manifestarán con herederos de Dios y coherederos de Cristo.

¡Feliz Rosh Jodesh (Inicio de Mes)!

miércoles, 15 de octubre de 2014

Sheminí Atzéret: El Día que la Nueva Humanidad será Una con el Eterno

"Entonces oí una gran voz que decía desde el trono: He aquí, el tabernáculo de Dios está entre los hombres, y Él habitará entre ellos y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos".
(Revelación 21:3)
P.A. David Nesher

Durante siete días nuestra alegría aumentó. El regocijo de teshuvá (arrepentimiento) que alcanzamos en Yom Kipur necesitó ser absorbido e internalizado en nuestras vidas. En vez de perdurar como una experiencia de una vez al año, debió integrarse a nuestra naturaleza y existencia diaria. Por esto es que la festividad de siete días de Sukkot es seguida por un “Atzeret”, un día en el que nuestra alegría con la esencia de la Torah alcanza su cumbre, y es casada inmediatamente con el Cielo de nuestras vidas de todo el año.

Sheminí Atzéret significa “Octavo día de Asamblea” y también "Día de Retención". La expresión viene del término hebreo “Atsar” (עָצַר H6113 _ Dicc. Strong) que significa: encerrar, cercar; contener; mantener, gobernar, congregar:- atajar, cerrar, cesar, detener, encerrar, impedir, meter, prevalecer, retener.

"El primer día será una ocasión sagrada: ustedes no trabajarán en sus ocupaciones; por siete días traerán ofrendas encendidas a YHWH. En el octavo día observarán una ocasión sagrada y traerán una ofrenda encendida a YHWH; es una reunión solemne: ustedes no trabajarán en sus ocupaciones".
(Lev 23:35-36)

De acuerdo a lo que la Torah expresa, heminí Atzeret o el Ultimo Gran Día está íntimamente relacionado con la Fiesta de Sukkot, en vista de que Sheminí Atseret es conocida como “El Último Gran Día” con relación a la fiesta de Sucot, tal como se aprecia en Juan 7:37 (VIN): 
"En el último día, el día grande de la Fiesta, Jesús se puso de pie y alzó la voz diciendo: “Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba".

La razón de esta santa convocación es que Abba, nos quiere con Él, en especial comunión, un día más. Como pretendiendo prolongar Sucot y no queriéndose separarse de nosotros, al volver a nuestras tareas habituales. Y esto porque es la última de las celebraciones. Ese es el motivo fundamental. Abba, no quiere dejar a sus hijitos, sino que se aferra, a nosotros como buen Dios celoso y que no nos comparte con otro. 

¿Qué implica proféticamente Sheminí Atzéret?

Se evidencia claramente en las Sagradas Escrituras, que así como la festividad de Sukkot alude al Reino Milenial del Mesías, Sheminí Atzéret o el Último Gran Día (8º día de la fiesta), proféticamente es igual a la consecución de ese tiempo. O sea, Sukot alude al Reino del Mesías en el Milenio y Sheminí Atzéret alude a lo más preciado a lo más oculto, a un nivel sod  [misterio puro, oculto, algo por ser revelado] . Simplemente alude a cuando termine el Reino Milenial y Yeshúa entregue su Reino a Yahvéh mismo, tal como dice 1Co 15:24. Entonces el Padre estará eternamente con nosotros. Por lo tanto, el número ocho, símbolo de nuevos comienzos, representa los nuevos cielos y la nueva tierra que se mencionan en Revelación 21:1-3.

Siete es el número del mundo natural. Hay siete días en la semana, siete notas en la escala musical y siete direcciones (izquierda, derecha, arriba, abajo, adelante, atrás y el centro). "Siete" – representado por los siete días de Sukkot – es el mundo de la naturaleza. "Ocho" – representado por Sheminí Atzeret – es aquello que está más allá de la naturaleza. Es lo supernatural o eternidad misma.

Sheminí Atzeret o el Ultimo Gran Día, es el día solemne que figura lo porvenir. Representa al momento exacto cuando todos los salvos de Israel y de las naciones ya no vivirán en "habitaciones temporales" sino que finalmente serán herederos de su morada eterna y habitarán unidos a Yahvéh por la eternidad. 

Sheminí Atzeret o el Ultimo Gran Día, da inicio al período de la eternidad. Representa al momento desde el que ya no estaremos regidos por el tiempo ni la materia.  El adversario, HaSatán, y los desobedientes habrán sido lanzados al lago de fuego y habrán sido olvidados para siempre. 

Es decir, entonces, que Sheminí Atzéret alude al “Reino Eterno de Yahweh”. Con todo lo que eso implica para nosotros. 

Con Sheminí Atzeret o el Ultimo Gran Día, Yahvéh concluye su obra de redimir a la raza humana.  De ahí en adelante todos los salvos viven en eterna y armoniosa paz dotados de cuerpos espirituales que no se pueden corromper.  ¡De ahí en adelante "no habrá mas maldición" (Ap. 22:3) porque no habrá mas posibilidad de pecar! ¡En Sheminí Atzeret celebramos que llega el Gran Día en que todos  los seres humanos seremos obedientes e incorruptibles!

¡CULMINACIÓN, ABUNDANCIA, PAZ, PLENITUD, y ETERNIDAD,... son algunas de las palabras que describen lo que experimentaremos a partir del Último Gran Día del Eterno Dios!


¿Qué quiere para nosotros el Todopoderoso en Sheminí Atzéret?


Como ya algo dijimos el termino hebreo que identifica este día solemne es “atzar o atzer”, que significan no solo retener, sino también, impedir, detener y parar.  Y esto es muy interesante, ya que nos reafirma la intención de Yahvéh: "¡No quiero dejarlos ir!"

Comparado al Eterno, la vida del hombre, es como “niebla de la mañana,  y como el rocío de la madrugada que pasa y se desvanece”. Y aun así, Él nos anhela y necesita. Por eso nos quiere “atzar”, (nos quiere retener) con Él en Su Presencia, para hacernos Uno. Nos quiere impedir que nos alejemos. Nos quiere detener en nuestro andar. ¡Y todo por un día más! ¡Ese es nuestro tremendo Yahvéh, el único y verdadero Abba Kadosh!

Así que vemos, como este día solemne, es por nuestra parte, muestra de obediencia. Y por parte de Yahvéh, muestra de su celo y pasión por nosotros.

Sheminí Atzeret  está dedicado completamente a nuestro encuentro íntimo con el Eterno Dios, sin mediación alguna. Es pura conexión. 

En este día sentimos Su Voz expresarnos al oído: ..."tu partida es difícil para mí. Pero eso es debido a que nuestro tiempo es tan, pero tan preciado".

¿Cómo podemos experimentar este estado de Unidad? Sólo a través del regalo que Él  mismo nos dio para tal propósito: Su Torah encarnada, ¡Yeshúa vivo en nosotros!

martes, 7 de octubre de 2014

¡Llega el Tiempo de nuestra Alegría!


"Durante siete días celebrarás esta fiesta en honor al Señor tu Dios, en el lugar que él elija, pues el Señor tu Dios bendecirá toda tu cosecha y todo el trabajo de tus manos. Y tu alegría será completa".
(Deuteronomio 16:15)

La Fiesta de Sukkot, es conocida como el "Tiempo de nuestra Alegría", y marca el clímax del año de YHVH. 

Durante los siete días que esta festividad dura, los escogidos tenemos un mandato divino: el de estar completa y exclusivamente alegres (Deuteronomio 16:15). ¡Es una orden bastante exigente! Obvio que nos encantaría estar felices por siete días de corrido, pero la pregunta es ¿cómo lo hacemos?

Todos queremos felicidad, pero a menudo cometemos el error de confundir la felicidad con el éxito. Éxito es obtener lo que quieres; felicidad es querer lo que obtienes. 

Por lo tanto, recuerda que la felicidad no es algo que nos pasa; es una decisión que tenemos que tomar, ya que podemos ser tan felices como decidamos serlo.

Dado que el mandato de Abba en Sucot es estar "completamente alegres", estamos obligados a tomar esa decisión; ésta requiere que contemplemos una de las grandes paradojas de la vida. Por un lado, independientemente de quién seas, por el solo hecho de estar vivo tu copa está rebosando. Pero por el otro lado, siempre podrías tener una copa más grande. Elige obtener placer por lo que tienes, y habrás encontrado el secreto de la felicidad. Elige enfocarte en la búsqueda de una copa más grande, y siempre te va a faltar algo.

¡No te preocupes, sé feliz que es gratis!

¡Que nada, ni nadie robe tu alegría!

domingo, 5 de octubre de 2014

La Construcción de la Enramada (Suka)

"El primer día tomarán frutos de los mejores árboles, ramos de palmera, ramas de árboles frondosos y de sauces de las riberas y harán fiesta durante siete días en presencia del Señor, su Dios. 
Cada año, en el séptimo mes, celebrarán fiesta en honor del Señor; será esta una norma perpetua para las futuras generaciones. 
Durante siete días habitarán en tiendas de campaña; todo nacido en el país de Israel habitará en tiendas,".
(Levítico 23: 40-42)


Para celebrar correctamente la última Fiesta del Eterno (Sukkot), tenemos la obligación de construir una cabaña o enramada (en hebreo suka) bajo el cielo, ya sea en el patio de nuestra casa o en nuestro balcón. Básicamente servirá cualquier lugar bajo el cielo abierto. Es un requisito importante es que no debe haber nada entre su suka y el cielo abierto. Así que asegúrese de que no hay árboles, toldos o techos de cualquier tipo sobre su suka.

Cada jefe de hogar debe tratar de construir para su familia su propia suka para poder cumplir el mandamiento como corresponde, comiendo, durmiendo, estudiando en la suka, etc. En lo posible, se debe tratar de comenzar la construcción de la suka inmediatamente después de Yom Kippur.

Primeramente, hay que organizarse con la familia, mediante el diálogo, a fin de vivir durante toda la fiesta de Sukkot en condiciones que nos permitan realizar este importante y precioso mandamiento, por el cual testificamos que nos colocamos, una vez más y voluntariamente, bajo la protección divina y en la sombra de la fe (Salmo 91:1). El que reside en ella hereda libertad para él, su familia y para toda su descendencia para siempre... y el que se excluye de ella, hereda exilio para él y para sus generaciones.

Por todo el peso profético que tiene armar la suka, les recomiendo a cada jefe de familia construirla desde su propio y único esfuerzo en cooperación unánime con sus hijos. De este modo cada uno de ustedes invertirá por consiguiente sus propias fuerzas para construir la morada donde residirá la Shekiná o Presencia Divina.

Este momento de festividad es crucial. Un redimido que realmente se compromete con la teshuvá, arrepentimiento, entre Yom Teruah y Yom Kipur, experimenta una limpieza espiritual indescriptible en el Día de Expiación. Las transgresiones son como una pared de concreto que obstruye nuestra "conexión satelital" con Dios. La expiación de Yom Kipur destruye esa barrera de concreto, para que podamos experimentar una "señal" sin impedimentos de la Presencia Divina. Por eso es que el techo de la suka debe ser suficientemente poroso para poder ver las estrellas, ya que simboliza el alma de una femilia que permite una recepción total de la Shekiná.

¿En que consistía Sukot?

La mitzvá de vivir en una suka por siete días es en recuerdo de las sukkot que el pueblo de Israel habitó durante sus 40 años en el desierto después del Éxodo. En un nivel más profundo, la suka representa a las Nubes de Gloria que rodearon a los errantes israelitas. Las místicas Nubes de Gloria protegían al pueblo del sol del desierto, de serpientes y escorpiones, y de que fueran detectados por naciones enemigas. Las Nubes de Gloria son, de hecho, sinónimo de la Shekiná, la inminente presencia de Dios. Durante la festividad de Sucot, un redimido viviendo en una suka está por lo tanto rodeado por la Shekiná misma.

Toda la esencia de esta fiesta pasa por recordar a la persona que la vida es algo temporal, fugaz, y que el objetivo de la existencia humana está en alcanzar el "mundo venidero" junto al Eterno Dios a través de Su Mesías, Yeshúa. Fragilidad humana y la protección divina a la vez.

Yahvéh, nuestro Dios, nos saca de nuestras casas permanentes y nos lleva a las cabañas para decirnos que estamos en un viaje, que nuestra existencia es algo fugaz, que no pertenecemos a esa estructura en la que vivimos toda la vida.

Por todo esto, el elemento principal que distingue a esta Moed, o celebración santa, es básicamente la construcción de una “Suká” o cabaña, o tienda, o enramada. Esta es construida de ramas de árboles. De cuatro especies, que fueron identificadas como: Etrog; Lulav; Hadas; Aravás.

Etrog= árbol de fruto cítrico; mencionado en la escritura como “árbol hermoso”.

Lulav= Ramas de una palmera de datilera. 

Hadas= Ramas de Mirto, de muchas hojas y muy espeso. En la escritura es “árboles frondosos”.


Aravá= Sauce de arroyo. 

¿Qué significa el termino Suká?


El término hebreo Sakak que significa cubrir, cerrar, entretejer; da origen a Sok que refiere a choza de ramas entretejidas; y de este sale Suká término femenino que también es choza, tienda, cabaña, enramada, etc. Vemos entonces como un término da origen a otro y todos se relacionan, compartiendo, una misma raíz gramatical.

La Suka será el símbolo de nuestra actitud mental: ser un recipiente de las bendiciones de Yahvéh.

El armado propiamente dicho.

La suka estará situada en un lugar limpio y no en la proximidad de aguas sucias u otras suciedades.

Se levantará primero las paredes (en hebreo defanot), y luego se instalará el techo de la suka (heb. Sejaj).

Las Paredes: Se puede utilizar cualquier material para hacer las paredes de la Sucá. Ésta ha de ser lo suficiente sólida para resistir a un viento medio. Se pueden emplear alfombras o mantas como paredes a condición de sujetarlas bien por todos los lados de modo que el viento no pueda desplazarías.

Puede utilizarse paneles de madera o fibra de vidrio, tejidos impermeables sujetos a un bastidor de metal, etc. También puede utilizar las paredes ya existentes (es decir, las paredes exteriores de su casa, patio o en el garaje), como una o más de las paredes de su suka. Una estructura existente que está sin techo o con techo desmontable también se puede convertir en una suka cubriéndola con sekaj adecuado.

La Cubierta del Techo: 

El Sejaj ha de ser lo suficientemente espeso para que la sombra que proyecte sobre el suelo sea más extensa que la claridad que le atraviesa. No debe presentar claros de más de 24 cm. Lo mejor es cubrir totalmente la suka dejando algunos claros a través de los cuales pueda percibir las estrellas.

El Sejaj también debe ser cortado de su lugar de crecimiento antes de ser colocado sobre la suka. Es por eso que primero se deben cortar la ramas del árbol, y solamente después de haberlas cortado podremos colocarlas en el techo de la suka.

La Iluminación:

Si desea establecer un sistema de iluminación y su suka se construye cerca de una toma de corriente, compre una bombilla con una cubierta de protección contra la lluvia y el cable eléctrico.

Mobiliario: 

Recuerde, usted va a tomar todas sus comidas en la suka durante la duración de la festividad. Además, es una mitzvá (un mandamiento) especial del Eterno invitar a compartir su suka. Por lo tanto, asegúrese de contar con una mesa y sillas acorde a las dimensiones de la suka que construyó.


Decoraciones: 

Ya que la Suka es designada como tu "casa" por los siete días que dura la fiesta, es costumbre decorarla bien. Mucha gente cuelga frutas (primordialmente cítricos dulces) y flores desde el techo. También se acostumbra a decorar la suka con carteles de colores que representan temas de esta festividad.  

Sobre la mesa no deberá faltar una Menorah (candelabro de siete brazos) y una Biblia. 



sábado, 4 de octubre de 2014

La Biblioteca del Eterno Dios

"Y vi a los muertos grandes y pequeños de pie ante Dios y los libros fueron abiertos: y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida: y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras... Y el que no fue hallado escrito en el libro de la vida, fue lanzado en el lago de fuego" 
( Apocalipsis20:15)


Es muy interesante, especialmente en este día tan importante de Yom Kippur o Día del Perdón, ver en las Sagradas Escrituras esta mención de los libros que el Eterno abre en los días de juicios y que en las congregaciones babilónicas se omite a causa de la ignorancia.

¿Qué significa que hayan libros en el Cielo? Entendemos que cuando alguien, aquí en la Tierra, quiere recordar algo, porque anhela que no se olvide, se asegurará de dejarlo registrado a través de la anotación en un libro. Todo ser pensante sabe que siempre lo que está escrito en un libro tiene mayor seguridad, mayor firmeza, que aquello que simplemente se dice y después se puede olvidar.

Aquellos que son categorizados bajo el título de los Libros del Cielo, son registros en los cuales están consignados los nombres y los actos de los hombres, especialmente los justos. Estos son los que determinarán los fallos del juicio final. El profeta Daniel dice: "El Juez se sentó, y los libros se abrieron". Juan, describiendo la misma escena en el Apocalipsis, agrega: "Y otro libro fue abierto, el cual es de la vida: y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras" (Apocalipsis 20:12).

Nos esforzaremos en la tarea de escudriñar las Escrituras con el objetivo de encontrar en ellas cuáles son estos libros que son abiertos delante del Trono del Eterno. 

El "Libro del Diseño Divino": los códigos del verdadero Yo.


El rey y profeta de Israel David salmodiando profeticamente reveló lo siguiente:

"Porque tú formaste mis entrañas; me entretejiste en el vientre de mi madre. Te doy gracias, porque has hecho maravillas. Maravillosas son tus obras, y mi alma lo sabe muy bien. No fueron encubiertos de ti mis huesos, a pesar de que fui hecho en lo oculto y entretejido en lo profundo de la tierra. Tus ojos vieron mi embrión, y en tu libro estaba escrito todo aquello que a su tiempo fue formado, sin faltar nada de ello. ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos! Si los enumerara, serían más que la arena. Despierto, y aún estoy contigo."
(Salmos 139:13-18).

David nos muestra lo que sucedió con nosotros antes de nacer; en el período de gestación en el vientre de nuestra madre. Él habla en este salmo de un libro, y de que en ese libro estaban escritas aquellas cosas, de cada ser humano, que fueron formadas en el útero materno. Podríamos llamarlo el 'libro del diseño'. En este libro estaban escritas las características de nuestra personalidad, de nuestro cuerpo, de nuestro carácter. Estaban escritas las características íntimas y las características externas de nuestra persona. La ciencia denomina a una parte de este libro código genéticoUna de las pruebas más grande de la existencia del Eterno Dios es el ADN (el código genético hereditario) en el que está concentrada toda la información única de cada ser humano como si fueran 80 enciclopedias británicas en cada una de nuestras células. Esta información organizada en códigos requiere de un diseño inteligente ya la información asombrosa que el ADN tiene no puede surgir de la nada. 

Quisiera destacar que este libro que menciona el Salmo 139, que denominado el libro de diseño, fue escrito antes de que nuestros padres se conocieran; se confeccionó antes de la Creación, y en este libro el Eterno Dios dejó codificado todo lo que nosotros seríamos. En este libro quedó evidenciado que el Creador diseñó para cada uno de nosotros una conformación psicológica y física única e irrepetible. Todo lo que nosotros hemos llegado a ser después en nuestras vidas estaba escrito en ese libro de diseño, sin faltar nada. ¿Por qué unos somos altos, otros bajos, por qué tenemos una conformación estilizada, o menos estilizada, o por qué tenemos ojos claros u oscuros, o la forma de la nariz, la boca, o la mirada, por qué somos lo que somos?

Todo eso estaba escrito en ese libro y este libro lo escribió Yahvéh, nuestro Dios. Él determinó las características que habíamos de tener; y tan perfecto es su diseño y tan maravillosa es la capacidad creativa del Eterno, que no hay ningún diseño igual a otro. No hay ninguna persona igual a otra; todos nosotros somos únicos. Un ejemplo rápido y muy práctico de esto, son las huellas digitales de cada uno de nosotros. Ellas son absolutamente únicas y revelan el diseño característico peculiar y único que nosotros tenemos, y eso estaba escrito en el libro de diseño de Dios.

A continuación me permitiré contarles una historia que de alguna manera les ayudará a entender esto:

"Había cierta vez un pastor predicando un mensaje, y hablaba sobre el Juicio Final. Estaba describiendo en forma muy detallada el momento en que los hombres tendrían que comparecer ante el Gran Trono Blanco. Detrás del Eterno Dios había una cortina y delante, parados en línea, estaban los que serían juzgados. Entonces Yahvéh hace una señal con la mano y de detrás de la cortina aparecen seres de una belleza indecible, radiantes de esplendor. Cada uno de ellos se para frente a los que estaban siendo juzgados, uno con cada uno. Los que estaban siendo juzgados nunca habían visto seres como esos, tan preciosos, tan refulgentes. Entonces le preguntan a Dios: '¿Quiénes son estos?'. Y Dios les dice: 'Estos son ustedes, tal como hubiesen sido si hubiesen escuchado mi voz'. En ese momento ellos se dan cuenta de lo que han perdido, y, avergonzados, y son echados al Lago de Fuego siendo conscientes de la oportunidad que perdieron por rechazar la voz del Eterno Dios".

Cuando leí esta historia quedó perfectamente ilustrada la idea bíblica de que existe un 'yo real' (ego) y un 'yo ideal'. Es decir, que en la historia de cada ser humano, existe la persona que cada hombre llegará a ser y que será cotejada con la persona que el Eterno Dios concibió y se propuso que yo fuese. Esto significa que cada ser humano tiene la opción cotidiana de vivir la vida diaria a nivel de lo inmediato, no mirando más allá, o puedo proseguir a la meta, mirando lo que está delante, al yo ideal, al yo perfecto, que el Eterno de antemano diseñó para que fuera.


¿Cómo será el yo ideal de cada ser humano? Necesariamente es un yo muy parecido al modelo original, el Mesías (Cristo). El "yo ideal", de cada hombre, fue pensado para manifestar a Cristo, al mostrar las características peculiares y únicas de cada persona humana. 

El "Libro de Memoria": un acta celestial para el recuerdo eterno.



Los invito a leer en el libro del profeta Malaquías (3:16), donde dice:

"Entonces los que temían a Yahvéh hablaron cada uno a su compañero; y Yahvéh escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Yahvéh, y para los que piensan en su Nombre". 

Aquí el profeta está revelando la existencia celestial de lo que se denomina el libro de memoria donde se registran los hechos, las cosas que suceden a los que temen al Señor; un libro de memoria para que el Eterno Dios pueda recordar las cosas que hicimos. Evidentemente, este no es un libro para condenar. El profeta revela que es para los que temen al Señor y para los que piensan en Su Nombre. Se entiende entonces que este es un libro de recompensas. Malaquías vivió en días de profunda crisis, en los cuales el pueblo se había apartado de los códigos que el Eterno Dios revela en Su Torah (Instrucción). Sin embargo, aun en esas circunstancias, Dios está atento a lo que hace su remanente fiel, para tomar nota de su fidelidad. Igual ocurre hoy en día. El pueblo de Israel se encontraba en una situación espantosa. Los sacerdotes habían descuidado sus deberes, y la gente se había entregado a prácticas que manchaban el nombre de Dios, tales como la hechicería, el adulterio y el fraude (Malaquías 2:8; 3:5). Sin embargo, en medio de esa corrupción moral y espiritual, un pequeño grupo de israelitas se mantuvo leal a Yahvéh. ¿Qué hicieron para lograrlo?

El profeta nos lo explica: “Entonces los que temían a Yahvéh hablaron cada uno a su compañero”. El temor del Eterno Dios es una cualidad muy deseable. Aquellos israelitas fieles sentían un profundo respeto por Yahvéh y concentraban sus mentes en no desagradarlo. Además, dice el pasaje que “hablaron cada uno a su compañero”. Esto pudiera indicar que llegaron a reunirse para alabar a Yahvéh y animarse mutuamente, lo cual los ayudó a mantener su fidelidad y pureza. Por causa de esta actitud mental corporativa, el Eterno, oyó sus conversaciones y abrió un libro de actas dónde se escribió lo suyo para recuerdo celestial. Ese libro contiene los nombres de todos los que han servido lealmente a Dios. El hecho de que se le llame un “libro de memoria” indica que Yahvéh nunca olvidará a sus siervos fieles ni lo que han hecho para glorificarlo: sus buenas obras, palabras y pensamientos. Él quiere recompensar con vida eterna a todo aquel cuyo nombre esté escrito de forma imborrable en ese libro (Salmo 37:29).

Así pues, el Señor lleva un libro de memoria exacto, perfecto y completo de toda la obra de amor que los hijos de Dios hacen por causa de Su Nombre. Desde esto, nos damos cuenta que cada una de las palabras de fe dicha por un santo, cada uno de sus actos de amor, están registrados en el Cielo. Hay un libro de actas divino que registra todo pensar y obrar de los justos. A esto se refiere Nehemías cuando dice: "¡Acuérdate de mí, oh Dios mío, . . . y no borres mis obras piadosas que he hecho por la Casa de mi Dios!" (Nehemías 13:14). En el "libro de memoria" del Eterno Dios, todo acto de justicia está inmortalizado. Toda tentación resistida, todo pecado vencido, toda palabra de tierna compasión, están fielmente consignados, y apuntados también todo acto de sacrificio, todo padecimiento y todo pesar sufridos por causa de Cristo. El salmista dice: "Tú cuentas los pasos de mi vida errante: pon mis lágrimas en tu redoma: ¿no están en tu libro?" (Salmo 56:8).

Este libro de memoria es un registro en el cual figuran los pecados de los hombres. "Pues que Dios traerá toda obra a juicio juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala" (Eclesiastés 12:14). Yeshúa mismo se refirió a este libro al decir: "...de toda palabra ociosa que hablaren los hombres, darán cuenta en el día del juicio"... "Por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado" (Mateo 12:36, 37). Los propósitos y motivos secretos aparecen en este registro infalible, pues Dios "sacará a luz las obras encubiertas de las tinieblas, y pondrá de manifiesto los propósitos de los corazones" (1 Corintios 4:5). "He aquí que esto está escrito delante de Mí: . . . vuestras iniquidades y las iniquidades de vuestros padres juntamente dice Yahwéh" (Isaías 65:6, 7).

Evidentemente la obra de cada ser humano, especialmente la de aquellos que temen a Yahvéh, pasa bajo la mirada del Eterno Dios, y es registrada e imputada ya como señal de fidelidad, ya de infidelidad. Frente a cada nombre, en este libro de actas o memoria, aparecen, con terrible exactitud, cada mala palabra, cada acto egoísta, cada deber descuidado, y cada pecado secreto, con todas las tretas arteras. Las admoniciones o reconvenciones divinas despreciadas, los momentos perdidos, las oportunidades desperdiciadas, la influencia ejercida para bien o para mal, con sus abarcantes resultados, todo fue registrado por el ángel anotador, que oficia en la confección de este libro.

El Señor dice que ni un vaso de agua dado a uno de sus discípulos, por pequeño que sea, quedará sin recompensa. Hay recompensa de justo a quien recibe a un justo y hay recompensa de profeta a quien recibe a un profeta (Mateo 10:41-42). Estas distinciones, tan sutiles a nuestro entender, nos indican que todo lo que el Señor hace es perfecto, y que todo está consignado a cabalidad. Nadie podrá decir en aquel día: ‘Señor, a ése le estás dando más recompensa de lo que merece’, o ‘A mí me estás dando menos de lo que merezco’. El Señor tendrá el detalle de todas las cosas que hicimos por amor de Su Nombre. 

Sin lugar a dudas, es animador saber que Yahvéh valora todo lo que hacemos a fin de adorarlo de la manera correcta. Ahora bien, las palabras de Malaquías 3:16 nos deben impulsar a hacernos una importante pregunta: “¿está mi nombre escrito en el ‘libro de memoria’ del Eterno Dios?”. Lo estará si procuramos que nuestras obras, palabras y pensamientos sean algo que Yahvéh quiera recordar.

Libro de la Predestinación: el Acta de la Elección Divina.


Yendo a la Escritura para conocer lo referente a este libro, leeremos la epístola paulina a los Romanos que dice:

"Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos".
(Romanos 8:29)

Aquí se habla de un conocimiento anticipado. "...a los que antes conoció" se refiere a un período anterior a la fundación del mundo. El apóstol Pablo dice"...los predestinó", eso significa que antes de que nosotros, los escogidos, naciésemos ya estábamos considerados en el corazón del Eterno Dios, ya estábamos predestinados para que fuésemos hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que fuésemos dibujados, diseñados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Todos nosotros fuimos diseñados para ser hechos según la imagen de Cristo y esto está escrito en los códigos de un libro que podríamos denominar el "libro de la predestinación".

Haber sido predestinado no significa que ya se es salvo o que algunos "vienen o nacen salvos". Aunque en el sentido objetivo si se es escogido se es salvo desde antes de la fundación del mundo no es así en el sentido subjetivo. Todos los hombres nacen condenados y todos son hijos de ira y necesitan la salvación que es por medio de Cristo...


"...Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos),... 
(Efesios 2:1-5)

Eso es lo que dicen las Sagradas Escrituras claramente. Y si la Palabra revela la Verdad, entonces las otras interpretaciones tienen que ser falsas por obligación.  


"Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó".
( Romanos 8:28-30)

El ser escogidos y predestinados no significa que ya se es salvo automáticamente y no se necesita arrepentimiento de pecados. El hombre que escucha el mensaje necesita:

  1. Creer al Evangelio del Reino de Dios en Yeshúa el Mesías para ser salvo,  
  2. Recibir a Yeshúa como el Cristo Divino y Dueño de su vida por medio de la fe (es sellado con el Espíritu Santo recibiendo la Torah de la promesa para el día de la redención) . 
  3. Permanecer en la fe hasta el fin.  

Aunque delante del Eterno Dios esto es un hecho seguro que tuvo lugar desde antes de la fundación del mundo, y fueron perdonados los pecados en la cruz, el proyecto escrito debe de ser desarrollado a totalidad. 

El Libro de la Vida: el Acta que se escribe con la Sangre del Cordero.



Al leer Apocalipsis 13:8 y 21:27, encontramos referencias al “Libro de la Vida del Cordero,” llamado también, en su forma simple, el "Libro de la Vida". En él están los nombres de todos aquellos que han sido lavados por la Sangre del Cordero de Dios, Yeshúa, el Mesías divino. De la misma manera, Apocalipsis 3:5 se refiere al Libro de la Vida, en el cual se encuentran los nombres de los creyentes en el Señor. Este verso también pone en claro que, una vez que un nombre es escrito en el libro de la vida, Jesús promete que nunca lo borrará, respaldando una vez más la doctrina de la seguridad eterna. El Señor Jesús, quien está hablando a las iglesias en esta parte del Apocalipsis, promete reconocer a los Suyos ante Su Padre. Por el contrario, Apocalipsis 20:15 revela el destino de aquellos cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida – la eternidad en el lago de fuego (Salmo 69:28).

El Cordero “que fue inmolado desde el principio del mundo” tiene un libro en el cual están escritos los nombres de todos aquellos que han sido redimidos por Su sacrificio. Ellos son los que entrarán en la Santa Ciudad, la Nueva Jerusalén (Apocalipsis 21:10), y quienes vivirán para siempre en el cielo con Dios. Estos son aquellos que superaron las pruebas de la vida terrenal, demostrando que su salvación fue genuina. 


El Libro de la Vida contiene los nombres de todos los que entraron alguna vez en el servicio de Dios. Jesús dijo a sus discípulos: "Gozaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos" (Lucas 10:20). Pablo habla de sus fieles compañeros de trabajo, "cuyos nombres están en el libro de la vida" (Filipenses 4:3), nuevamente, identificando el Libro de la Vida como un registro de los nombres de aquellos que tienen la salvación eterna. . El profeta Daniel, vislumbrando un "tiempo de angustia, cual nunca fue", declara que el pueblo del Eterno Dios será librado de vivir esto, al decir, "todos los que se hallaren escritos en el libro" (Daniel 12:1). Y el apóstol y profeta Juan dice en el libro de Revelación (Apocalipsis) que sólo entrarán en la ciudad de Dios aquellos cuyos nombres "están escritos en el libro de la vida del Cordero" (Apocalipsis 21:27).


A todos los que se hayan arrepentido verdaderamente de su pecado, y que hayan aceptado con fe el poder redentor de la sangre de Cristo como su sacrificio expiatorio, se les ha inscrito el perdón frente a sus nombres en los libros del cielo; como llegaron a ser partícipes de la justicia de Cristo y su carácter está en armonía con la Torah (Instrucción) del Eterno, sus pecados han sido borrados, y ellos mismos serán juzgados dignos de la vida eterna. El Señor declara por el profeta Isaías: "yo, yo Soy aquel que borro tus transgresiones a causa de Mí mismo, y no Me acordaré más de tus pecados" (Isaías 43:25). Jesús dijo: "A todo aquel, pues, que me confesare delante de los hombres, le confesaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos. Pero a cualquiera que me negare delante de los hombres, le negaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos" (Mateo 10:32, 33).

De acuerdo a lo revelado por las Sagradas Escrituras, aquellos seres humanos que no han sido salvos tendrán que dar cuentas por cada acto pecaminoso que han cometido. Todas y cada una de las cosas que han hecho saldrán a la luz delante del Eterno Dios y delante de millones y millones de personas que van a ver como en una pantalla enorme de cine todo lo que han hecho a la luz, y todo lo que han hecho en secreto desde el día que nacieron hasta el día que murieron. El libro de Apocalipsis dice: “los libros fueron abiertos” y todas las obras de los hombres que estén escritas en esos libros serán expuestas. El Eterno Dios lleva la cuenta de todo y aunque muchos piensen que las cosas que hacen a escondidas nadie las sabe, está equivocado de lleno. Él lo ve todo y cada acción está quedando grabada en los libros celestiales con el nombre de cada uno. En Su día, El Eterno juzgará a cada hombre que ha rechazado el regalo de la salvación en Su Mesías y la gracia divina en Su Hijo Jesús, de acuerdo a las cosas escritas en esos libros.

jueves, 2 de octubre de 2014

¿Qué se considera arrepentimiento completo?

"Por tanto, dad frutos dignos de arrepentimiento";
(Mateo 3:8)

Según los códigos amorosos de las Sagradas Escrituras, el arrepentimiento completo es aquel que incluye el abandono del pecado y conduce al alma humana a sujetarse a la guía de la Torah (Instrucción) de Yahvéh. ¿Hasta qué punto? Hasta que Él, nuestro Amado Consolador, quien conoce lo oculto, da testimonio en Yeshúa, al Padre, de que esa persona no reincidirá en el pecado.

La palabra teshuvá (mal traducida como arrepentimiento) indica la idea de regreso. La voz hebrea “teshuvá” tiene su raíz en “shuv”, que quiere decir “volver”, “volverse”, “darse la vuelta con intención de regresar a una posición anterior”. Desde esta significación, se entiende que en la cosmovisión divina (yahveísta) en la idea de arrepentimiento el pecador vuelve al diseño pre-existencial: un ser humano en propósito lleno de capacitación celestial (idea encerrada en la expresión hebrea Mesías, el Ungido). En otras palabras, un hombre en la Palabra del Eterno Dios. Esta ubicación original le permite al hombre ser aceptable ante el Eterno Dios, tan amado por Él como antes del pecado. Esto significa que la teshuvá, en la cosmovisión yavehista, borra totalmente todo resto de pecado para el futuro. La teshuvá, hecha en el amor perfecto, saca de raíz el pecado desde su inicio, y es como si ese ser humano nunca hubiera pecado. Este es el verdadero resultado de la obra expiatoria del Mesías Yeshúa en el hombre escogido.

Con todo esto, será importante enfatizar que arrepentirse o hacer teshuvá es "volverse a la Torah". Hacer “teshuvá”, es decir, proceder al arrepentimiento, es convertirse hacia un lugar o posición que se ocupó en un tiempo, y que después se abandonó. Así se podrá comprender las palabras de nuestro Señor quien nos dice cuál es el motivo de su venida para estar entre nosotros: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10). Y es que hubo un tiempo áureo en que la humanidad caminaba diariamente con el Eterno Dios, por lo que la llamada del Señor al regreso es precisamente a andar en el camino del Eterno. De ahí que esa vocación no sea solamente para los hijos de Israel, sino que en Yeshúa el Mesías es una vocación de carácter universal, sin discriminación por procedencia ni género.

El fruto de teshuvá, al que Juan el Bautista llamaba en Su mensaje pre-mesiánico, es volver a mostrar en la práctica, que retornamos a una vida conforme Torah nos manda.

Puesto que el arrepentimiento genuino -teshuvá- es tan complejo, un escogido en Cristo nunca debe sentirse conforme ya que siempre debe inspeccionar de si cumplió adecuadamente el mandato de teshuvá o no; se preguntará si sus nuevos pecados son tal vez el resultado de pecados anteriores que aún no abandonó por entero. 



La teshuvá o el retorno al Eterno Dios (YHWH) es una actitud que tiene que tomar el hombre de retractarse de algo que está incorrecto. Es una reacción apropiada que lleva a reconciliarse con el Eterno y tiene que ver con el arrepentimiento, el retorno a YHWH. ¿por qué?. Porque la oración a veces de clamor y de pedir perdón sin la actitud de un verdadero arrepentimiento no es aceptada por YHWH.

El versículo 6, del capítulo 55, del libro del profeta Isaías declara: "Buscad a Dios mientras Él puede ser hallado". Los sabios de Israel explicaron que el profeta realizaba este llamado se refiriéndose a los diez días entre Yom Teruáh y Yom Kippur. Es por ello que muchas personas nos ocupamos de no dejar pasar estos días sin rectificar al menos una acción incorrecta. Cada año asumen el compromiso de enmendar otro pecado y construir en el poder de nuestro Sumo Sacerdote, otra valla protectora que jamás volverán a violar.

La esencia del arrepentimiento consiste en darse cuenta de cuáles son los pecados que lo dominan, para así poder concentrar todos los esfuerzos en superarlos, hasta alcanzar la etapa en que el Eterno Dios testifica que nunca más reincidirá en esa actitud insensata.


Aunque la acción elegida sea insignificante, y aun si rectificarla no demanda demasiado esfuerzo, su arrepentimiento sigue siendo de gran valor pues le permite relacionarse con el auténtico arrepentimiento -teshuvá- que permite con su acción reparadora una nueva dimensionalidad del amor perfecto gobernando el entorno.


viernes, 26 de septiembre de 2014

Los Días Memorables del Eterno Dios

"Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta."
(Hebreos 4:13) 

Estamos caminando en el Mesías los tiempos espirituales más especiales. De acuerdo a lo que el Eterno Dios revela en su diseño festivo, desde el Yom Teruah y hasta el Yom Kippur los llamados y escogidos de Israel, deben vivir el poder que se esconde en ese intervalo de esas diez jornadas, llamado los Yamim Noraím, es decir, los "Días Terribles", "Días de Asombro" y/o "Días Memorables".  También los podríamos traducir "Los Días Reverenciales". 

Durante estos días el Trono de la Gracia del Eterno se manifiesta con Rigor y Justicia sobre todos los habitantes del planeta. En este periodo de días los libros se abren y los hombres son juzgados de acuerdo a las obras realizadas a lo largo de los siete meses del año, contando desde el mes portador de la Pascua.

Estos días son un tiempo de cuidado, y de muchas plegarias de perdón. Son jornadas dónde nos auto-contemplamos guiados por el Santo Espíritu del Señor, y nos disponemos a reparar todo daño que hayamos provocado a nuestro prójimo y nuestro medio ambiente.

Este es un tiempo muy especial y específico que nos permite analizar nuestras vidas, evaluar qué hemos hecho, lo que hemos hablado acerca de otros, y aquellas cosas negativas que albergamos en nuestros corazones. (Mat. 7:4-5).

Durante estos diez días nuestros corazones están llamados a vibrar espiritualmente sujetos a las pautas expresadas por Yeshúa cuando dijo:

"Más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas".
(Mat 6:15)

La clave para el éxito de estos días esta en este texto. Pues YHWH no nos perdonara, sino nos perdonamos, y si no pedimos perdón por las ofensas que hemos ocasionado. Si sabemos la verdad, y si no estamos dispuestos a pedir perdón por nuestras faltas, no recibiremos los beneficios de Su Shalom (Paz que sobrepasa entendimiento).

En este periodo de días, nuestro Mesías y Dueño nos quiere guiar a una vida llena de palabras vivificadoras, portadoras de reconciliación y del poder de resurrección. Su Espíritu activa nuestras consciencias desde las palabras expresadas por el profeta:

 “No multipliquéis palabras de grandeza y altanería; Cesen las palabras arrogantes de vuestra boca;
Porque el Dios de todo saber es Yahwéh, y a Él toca el pesar las acciones.”
(1 Samuel 2:3)

La actividad mesiánica de nuestro espíritu será arrojar fuera toda jactancia en nuestra forma de hablar a fin de que la balanza con la que Yahvéh pesa en estos días a los seres humanos nos favorezca según los méritos del Mesías a favor nuestro.

En estos días toda criatura queda totalmente expuesta delante de los ojos del Altísimo y Soberano Juez del Universo. Por ello, no nos conviene ser indiferente a este llamado a arrepentimiento (teshuvá) que Su Espíritu nos hace, pues no existe lugar dónde escondernos ante esta contemplación divina.

"¿Se ocultará alguno, dice Yahwéh, en escondrijos que yo no lo vea? ¿No lleno yo, dice Yahwéh, el cielo y la tierra.”
(Jeremías 23:24)

Es necesario que la reflexión y meditación de cada escogido se centre en la idea de que Yahvéh se manifiesta en estos días en el rigor de un juez que supervisa las acciones de los hombres y determina sus premios y/o castigos para el próximo año.


"Porque los ojos del Señor recorren toda la tierra para fortalecer a aquellos cuyo corazón es completamente suyo. Tú has obrado neciamente en esto. Ciertamente, desde ahora habrá guerras contra ti".
(2Crónicas 16:9)